Envoltorios de abrir y guardar. Calle 20. Febrero

Continentes que importan

Si te dedicas al diseño de complementos, es fácil adivinar que tus futuros clientes aprecian la belleza. Nos acercamos a tres diseñadoras de joyas que tienen muy en cuenta que la belleza de sus piezas comienza con la presentación y este pequeño detalle marca una gran diferencia.

A veces, los envases trascienden de su función protectora y su intención identificadora de una marca para convertirse en parte de la obra que contienen y añadirle un marco estético y semántico dispuesto a hacer nuestras delicias.
Hay una historia detrás de cómo Zoe Arnold, Betty Pepper y Lucía Vergara (Après Ski), acabaron interviniendo el continente de sus complementos en pos de multiplicar su capacidad de transmitir sensaciones.

Zoe cuenta que desde pequeña le gustaba decorar cajas. Le fascinan los envoltorios que se convierten, no solo en el contexto de la joya, sino en una especie de pequeño museo portátil. “Mis piezas son conocidas por ser inusuales y extravagantes, con un halo surreal, como si se tratase de tesoros desenterrados de las profundidades de nuestras cabezas. Son a menudo delicados y complicados con el uso de diversos materiales y técnicas. No me limito a emplear materiales preciosos. Me guío más por las formas y emociones que provocan que por su uso como símbolo de estatus monetario”."La caja actúa como un marco que añade otra capa de contenido y puede plantear un reto: «buscar una asociación que relacione satisfactoriamente la imaginería del continente con la de la pieza interior».

Lucía cuenta que la idea de que el packaging tuviera el formato de caja de cerillas se le ocurrió junto al artista Antonio Ladrillo (uno de los colaboradores que han customizado una serie de sus cajas). “Nos encantó la idea de que el exterior fuera una especie de soporte publicitario, como antiguamente. Nos pareció interesante colaborar con ilustradores que pudieran dar su trabajo a conocer a través de mi producto”. Hasta la fecha, Lucía ha contado con amigos o conocidos a los que admira pero reconoce que, ahora que vive en Londres, tiene una lista pendiente de ilustradores ingleses con los que le gustaría colaborar. “Les doy libertad total, la única limitación es que la impresión ha de ser a una tinta o dos”.

La inspiración literaria está muy presente en las piezas de Zoe Arnold y Betty Pepper. Zoe es poeta y toma sus poemas como punto de partida para la creación de sus piezas. Betty sueña con volver la vista atrás en el futuro y encontrar que ha creado una biblioteca secreta de libros/cofres de joyas con historias dentro de historias. “Me gusta usar libros antiguos como lecho narrativo en el que descansan mis piezas”. Betty suele usar libros “huérfanos” encontrados en mercadillos benéficos. “Me inspira la forma en que hablan de dónde han estado o a quién han pertenecido, independientemente de su contenido. Sus inscripciones, sus aromas, las pistas de cómo han sido tratados o maltratados...”
El principio de todo fue la serie Book keeping, basada en el poema de John Wood “Poem for Everyman”, que habla sobre lo que escondemos de nosotros mismos y lo que mostramos a los demás. “Pensé en la frase “nunca juzgues un libro por sus tapas” y, a partir de ahí, empecé a construir una biblioteca secreta en las que las cosas no siempre son lo que aparentan. Los libros eran cajas de joyas y las joyas no están hechas con los materiales tradicionales”.
Acorde con su gusto por recuperar objetos que han tenido una vida anterior, a Betty le gusta reutilizar telas antiguas como componente esencial de sus accesorios. “Me da pena la facilidad con que se desechan las prendas textiles después del tiempo y la ilusión invertidos en su elaboración. En las joyas, aún hay trazos de los perfumes, los patrones, los colores desgastados y los recuerdos”.

¿Qué tipo de cliente sabe apreciar estas piezas cuyo valor va más allá del mero accesorio de moda? Zoe cuenta que quienes mejor entienden su obra suelen ser aquellos “que miran más allá: personas creativas que no temen ser diferentes. La compran muchos diseñadores de joyas. "Me hace muy feliz cualquiera que tenga una de mis piezas no solo por ponérselas sino por el cariño con que las atesoran. Esto no es moda: no es algo que uses un día y descartes en un tiempo. Trata del pensamiento y el alma”.
A Betty le interesa la capacidad de contar historias de las joyas y su valor sentimental. Las joyas que nos ponemos suelen ir ligadas a una historia: a quién perteneció, cuándo y por qué se compró, etc. “Yo utilizo juegos de palabras, mensajes ocultos, secretos y cuentos y disfruto pensando en que el que las ve o las compra participan de esto”. Como si se tratase de un juego, invita a que quienes llevan sus obras “a que se pregunten por qué algunas palabras están subrayadas. Todas las respuestas son válidas”.

Más cerca del planteamiento de diseño de colecciones de accesorios de moda con una finalidad decorativa y comercial, Apréski, piensa en personas que, como a ella, les encante coleccionar cosas. “Me parece positivo que el envoltorio complemente el producto pero también que tenga valor por sí mismo. Los clientes coleccionan el packaging y a veces me escriben pidiendo una caja en concreto porque les gusta el trabajo de un ilustrador, eso me hace especial ilusión”.