Espacios Creativos: Fauna y Flora. El Costurero Magazine






Texto Luisa Bernal
Fotos Sandra Rojo

Tras Fauna y Flora están Marta, Óscar y un montón de delicados complementos en tonos pastel. Están la naturaleza y “una actitud ‘slow’ y sencilla que intentamos que impregne nuestra marca, nuestras piezas, nuestra forma de trabajar y nuestra vida. Una especie de contraposición a los valores de la vida urbana: estrés, monotonía, consumismo, despersonalización...”

Cuando Marta acabó el agotador rodaje de “Lo Imposible” (en el que trabajó como secretaria de producción) y empezó a usar las manos para crear y desconectar así del teléfono y el ordenador, no imaginó que esta “revelación vital” pudiera acabar convirtiéndose en su medio de vida. El momento decisivo llegó cuando la llamaron para volver a trabajar: “Tenía la certeza de que lo peor no era el cansancio físico y mental sino que mi trabajo era incompatible con la vida que quería: en casa, cerca de mi familia, con hijos... Tuve que elegir entre ‘mi profesión’, que me permitía ganar mucho dinero pero me robaba la vida, y ‘mi sueño’ de trabajar en Fauna y Flora. Salté casi sin red por mi sueño y creo que desde ese momento cambió la energía con la que me dedicaba a ello y conseguí no solo llegar a fin de mes sino, al cabo de un año,  plantearnos que Òscar dejara su trabajo como gestor cultural para incorporarse al 100% a Fauna y Flora. El fin era agarrar las riendas de nuestras vidas y vivirlas como nosotros la entendemos: con calma y pasión para disfrutar cada día” Ahora sus metas son la internacionalización de la marca “y encontrar un taller en el pueblo para trabajar también allí y pasar temporadas cerca del bosque”.

¿Cómo es vuestro proceso de trabajo?

Invertimos muchas horas en buscar piezas especiales y bonitas. Para esta temporada queríamos trabajar con minerales y madera y hemos pasado meses seleccionando piedras, formas, proveedores... Dedicamos mucho tiempo a buscar proveedores. Queremos trabajar lo máximo posible con proveedores locales para generar actividad a nuestro alrededor.
A veces las ideas surgen jugando a combinar piezas que ya tenemos en el taller. Al final, el trabajo creativo representa menos del 10% de las tareas. El 90% es producción, gestión y números, y hay que tomarlo con las mismas ganas.

Uno de los mayores placeres de hacer un pedido a Fauna y Flora es el momento de recibir el paquete. El envoltorio ya es una sorpresa que demuestra con cuánto cariño y buen gusto se ha preparado. ¿Es vuestro truco extra para fidelizar clientes?

Forma parte de la esencia handmade, el envoltorio tiene casi tanta importancia como el contenido. Es lo que humaniza nuestras marcas, las hace cercanas y diferencia de las grandes, donde la experiencia de compra parece robotizada. Nosotros cuidamos los detalles y dedicamos mucho tiempo a personalizar el packaging.  Es bastante trabajo extra pero la gente lo valora muchísimo.

Vuestro blog no se limita a mostrar vuestras creaciones, abre una ventana a lo que os gusta, lo que os inspira, lo que cocináis...

Fauna y Flora impregna todo lo que nos rodea. No sólo es nuestra forma de ganarnos el sueldo, sino también nuestra manera de entender y vivir la vida. Intentamos que eso se vea a través del blog. Es uno de los aspectos que más queremos trabajar.

¿Qué es lo mejor y lo peor de trabajar en pareja?

Llevamos 10 años de relación y compartimos la misma visión sobre qué es el trabajo y cómo hay que hacerlo, la misma entrega y objetivo vital. Además, nos gusta pasar tiempo juntos. Lo menos bueno es que el trabajo acaba invadiendo todos los aspectos de tu vida. Es difícil poner límites cuando tu negocio eres tú, lo compartes con tu pareja y encima lo tienes en casa.

¿Qué es lo que más os gusta de vuestro estudio?

Nos gusta que es amplio, tranquilo, luminoso y ventilado. Es suficientemente grande como para poder tener tres zonas de trabajo: el taller de montaje con su zona de empaquetado, la parte de oficina y un pequeño espacio de costura. Yo estoy básicamente instalada en la zona de montaje y Òscar ocupa la zona de oficina (él lleva las cuentas, las tiendas y los papeleos). 
Queríamos una mesa grande para trabajar los dos a la vez y terminamos haciéndola con una encimera de cocina de 3 metros. Para lo demás, hemos aprovechado cajas, cajones viejos y palets que hemos encontrado en la calle.

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